Jacob se vuelve Israel

A la hora segunda de nuestro reloj profético ocurrió un hecho que aunque a primera vista pareciera intrascendente tuvo el poder de transformar por completo no solo el rumbo de un pueblo, sino todo el destino de la humanidad: a Jacob le es cambiado el nombre por el de Israel.

¿Pero qué relevancia tuvo ese acontecimiento a tal grado que cambió el destino del género humano? Enseguida te hablaré de ello.

Será tu nombre Israel

A diferencia de su padre Isaac, quien llevó una vida más bien tranquila, Jacob vivió una existencia en lucha permanente, no solo en el plano terrenal, sino también en el sobrenatural.

La Escritura nos da testimonio de varios encuentros que el patriarca tuvo con lo sobrenatural. Mientras se dirigía a reunirse con su hermano Esaú ángeles de Dios le salieron al paso:

“Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim”. Génesis 32:1-2

En su camino rumbo a Padan-aram, en un lugar llamado Bet-el vio una escalera que iba de la tierra al cielo por medio de la cual ángeles subían y bajaban. Al subir por ella halló que en lo alto de la escalera El Señor estaba esperándole. Una vez ante El Altísimo recibió la confirmación de la Promesa dada a Abraham e Isaac:

“Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, El Señor estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy El Señor, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, Y TE EXTENDERÁS AL OCCIDENTE, AL ORIENTE, AL NORTE Y AL SUR; Y TODAS LAS FAMILIAS DE LA TIERRA SERÁN BENDITAS EN TI Y EN TU SIMIENTE. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”. Génesis 28:11-15

En otra ocasión El Señor le mandó levantar un altar en ese mismo lugar:

“Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú”. Génesis 35:1

Pero fue una experiencia sobrenatural en particular la que literalmente transformó su vida y la de todos nosotros. Cierta noche cuando se dirigía de regreso a la Tierra Prometida luchó con un hombre y lo venció. Jacob, que conocía perfectamente bien el poder de las bendiciones (Génesis 27:1-29) no lo dejaría escapar sino hasta que le bendijera. La bendición que ese misterioso hombre le concedió consistió en otorgarle un nuevo nombre, Israel:

“Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios [*] y con los hombres, y has vencido”. Génesis 32:28

[*] Aquí debemos aclarar que la lectura del texto en hebreo que en español se lee “has luchado con Dios” no indica que haya luchado cuerpo a cuerpo con Dios, sino que luego de haber luchado contra lo humano y prevalecer, también Jacob lucho contra lo divino, es decir, lo sobrenatural, lo celestial, lo que está más allá de lo humano o terrenal. La lectura correcta de este pasaje sería entonces “has luchado con lo sobrenatural; lo sobrehumano”.

Después, El Señor mismo confirmó lo que el hombre había dicho:

“Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel”. Génesis 35:9-10

Ya como Israel, Dios le reitera la Promesa dada a Abraham y a Isaac:

“También le dijo Dios: Yo soy el Dios Omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de ti daré la tierra”. Génesis 35:11-12

El poder sobrenatural del nombre de Israel

Hoy en día hemos perdido el contacto con el poder sobrenatural que tienen los nombres. Pero en la antigüedad se sabía que imponer un nombre no era cosa que se debía tomar a la ligera, pues el nombre impuesto influiría no solo en la personalidad de quien lo llevase, sino también en su destino.

En el Israel de tiempos bíblicos se atribuían poderes profundos a los nombres que se imponían, no solo a los lugares sagrados (Génesis 28:19 / 1 Crónicas 22:1) sino también a las personas.

Imponer un nombre a alguien era hacerle existir. Una persona sin nombre simplemente no tenía esencia, no existía. En el Génesis, Dios puso nombre a las cosas y las hizo existir (Génesis 1:5-10); luego llevó a Adán todos los animales para que este les pusiera nombre a fin de que se le sometieran, pues también quien imponía el nombre era superior a quien le era impuesto (Génesis 2:19-23).

Asimismo, conocer el nombre de un ser sobrenatural daba cierto poder sobre él (Génesis 32:29 / Marcos 5:9).

Un cambio de nombre implicaba por tanto un cambio de destino. Al salir expulsados del huerto del Edén, Adán cambió el nombre de su mujer y le puso Eva (Génesis 2:23 / Génesis 3:20); De la misma manera Abram dio paso a Abraham (Génesis 17:5); Saraí a Sara (Génesis 17:15); El fariseo Saulo de Tarso cambió su nombre al del apóstol Pablo (del latín paulos: pequeño, poco) porque él se consideraba el más pequeño de los apóstoles (1 Corintios 15:9); Simón dio paso a Pedro (Juan 1:42) y Leví a Mateo (Lucas 5:27-29 / Mateo 9:9-10).

El nombre tiene tal poder que un ángel impuso el nombre de El Salvador de Israel:

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS [que significa SALVADOR], porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo 1:21

Y es aquí donde nos detendremos, pues examinaremos la razón por la que el nombre de Jacob fue cambiado por el de Israel y cuáles fueron sus consecuencias.

Significados de Jacob e Israel

El nombre Jacob viene del hebreo Ya-akov (Strong H-3290) y se le impuso debido a que al nacer lo hizo tomado del talón de su hermano mellizo Esaú quien nació primero (Génesis 25:21-26). Este nombre que literalmente significa El que toma por el talón aunque primeramente describe a una persona que tramposamente toma lo de otros (Génesis 27:36) también alude a la cualidad de no permitir de nadie el engaño o el abuso sobre su persona (Génesis 29:25). Como cuando alguien sufre un asalto y se defiende o incluso va tras el asaltante y lo pesca. Ese es el entendimiento espiritual del nombre Jacob: El que resiste, el que se vuelve más fuerte ante la adversidad, el que posee resiliencia.

Ahora bien, el nombre Israel viene del término hebreo Yisra-el (Strong H-3478) a su vez compuesto por las palabras yisra o también sará (Strong H-8280), que significa lucha, pelea, batalla, soldado, fuerza, contender, resistir, etc.; y por el término el (Strong H-410) que significa poder o poderoso. Término genérico este con el que se alude a un poder sobrenatural, ya sea una personalidad divina o una fuerza.

El término Israel alude a la victoria después de una lucha tanto contra lo natural como contra lo sobrenatural; lo terrenal y lo celestial.

Como podrás darte cuenta, en tanto que el nombre Jacob equivale a una lucha meramente terrenal el nombre Israel alude a una lucha ya en un plano superior, es decir, con lo sobrenatural: una lucha en lo celestial.

En el capítulo anterior te hablé de los descendientes de Abraham comparados con el polvo de la tierra y las estrellas aludiendo al pueblo de Israel terrenal pero también celestial. Si te fijas bien Jacob e Israel tienen las mismas alusiones: el nombre de Jacob alude a la lucha en la tierra (polvo) y el de Israel a la lucha en el cielo (estrellas).

Incluso el pasaje en el que Jacob ve una escalera por medio de la cual ángeles subían y bajaban señala la conexión entre la tierra y el cielo:

“Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en TIERRA, y su extremo tocaba en el CIELO”. Génesis 28:12

Por todo lo anterior el nombre de Israel debe ser entendido como Fuerza de Dios. El alcance de ese nombre consiste en que el pueblo de Dios posee la capacidad de luchar y vencer tanto en la tierra como en el cielo.

El destino de toda la humanidad es cambiado

Como acabo de hacer notar, el nombre Jacob alude a un pueblo, una etnia y su sentido es puramente terrenal por tanto efímero; en cambio el nombre Israel alude a las naciones, pero además su sentido es celestial, es decir, alude a las estrellas y por tanto es eterno.

Es de esta manera que el destino de la humanidad tuvo un cambio radical: de ser terrenal y efímero pasó a ser celestial y eterno.

El nombre Israel vincula a todo el linaje de Abraham, Isaac y Jacob –las naciones– con el cielo, la trascendencia, la eternidad.

Incumbe a toda la humanidad porque Israel actualmente se encuentra –por ahora y no por mucho tiempo más– oculto en medio de todas las naciones.

Pero te preguntarás y harás bien ¿Cómo es que Israel está oculto entre las naciones? ¿Cuándo y cómo sucedió eso? Bien, pues eso te lo contaré a detalle capítulos más adelante.

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