La fiesta de Pascua refleja la cultura pastoril y agrícola del Israel bíblico, ya que los principales elementos del ritual son el cordero y, por supuesto, los panes sin levadura, elaborados con la cebada recién segada (Éxodo 12:8). Se trataba de la primera de las siete fiestas del año, y, por tanto, marcaba el inicio del ciclo agrícola en el antiguo Israel.
Ocurría el día 14, en el primero de los doce meses hebreos, abib o aviv (que significa espiga, pues alude al tiempo en que la cebada estaba madura), el cual corresponde a nuestros meses de marzo y abril:
“Pero en el mes primero, a los catorce días del mes, será la pascua del Señor”. Números 28:16
“Guarda el mes de abib y celebra la Pascua del SEÑOR tu Dios, porque en el mes de abib el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto, de noche”. Deuteronomio 16:1 RVA
“Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero en los meses del año”. Éxodo 12:2
Conmemoración
La Pascua inicial se celebró unas horas antes de que el pueblo elegido saliera de Egipto. Su nombre en hebreo es Pésaj (Strong H-6453) que significa saltar, pasar por encima, pasar de largo o evitar, ya que cuando esa noche se efectuó el juicio de Dios dando muerte a los primogénitos de los egipcios (Éxodo 12:12), el ejecutor pasó por alto las moradas de los hijos de Israel (Éxodo 12:27).
Propósito de la Fiesta de Pascua
El propósito de la Fiesta de Pascua, así como de todos los ceremoniales de la Ley de Moisés, es la preservación de los estatutos perpetuos establecidos por Dios.
Aquí es necesario prestar toda nuestra atención, porque cuando el texto nos dice que, en efecto, la fiesta será un estatuto perpetuo, no se refiere al ritual sino a su significado, el cual es eterno:
“Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para El Señor durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis”. Éxodo 12:13-15
Como se descubrirá a lo largo de este trabajo, el propósito de cada acto litúrgico o ritual de la Ley es preservar la valiosa información concerniente a la vida eterna.
En el caso de las siete fiestas, materia de este estudio, lo haré notar citando primero el acto litúrgico correspondiente al ceremonial, explicando enseguida el entendimiento espiritual concerniente.
Explicaré de qué forma el cumplimiento profético de esta fiesta ya fue efectuado por nuestro Señor Jesucristo, y a su vez cuál es el cumplimiento espiritual que la iglesia efectúa hasta su regreso.
Ritual de Pascua
Acorde al mandato en la Escritura, primero se elegía un cordero perfecto, sin mancha, defecto físico o deformación alguna que disminuyera su valor (Éxodo 12:3-5). Cuando llegaba el tiempo señalado, se le ataba y se le degollaba dejando correr su sangre (Éxodo 12:6). La sangre de la víctima se aplicaba en todo el marco de la puerta de entrada de las casas. Al atardecer se llevaba a cabo una sencilla reunión familiar durante la cual se comía todo el cordero acompañado de panes sin levadura y hierbas amargas. Nadie debía salir de la casa hasta la mañana siguiente (Éxodo 12:7-13).
La santificación del cordero
Cuatro días antes de la Pascua, el diez del primer mes del año, los israelitas santificaban, es decir, elegían y apartaban un cordero:
“Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia”. Éxodo 12:3
Cumplimiento profético
Ahora comenzaremos a entender cómo es que el cumplimiento profético de esta solemnidad ya lo efectuó nuestro Señor Jesucristo:
“Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él”. Juan 5:46
La palabra hebrea kodesh (Strong H-6944) que se traduce santo, nos indica el acto de elegir, apartar, destinar o consagrar. Santificar algo o a alguien es apartarle para un objetivo elevado, consagrarle para un propósito Divino.
Juan el bautista apartó a nuestro Señor Jesucristo de entre los demás hombres, distinguiéndolo como el Cordero de Dios. El Padre Celestial lo examinó y de manera audible lo aprobó y le puso señal visible con su Espíritu Santo en forma de paloma:
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29
“Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”. Juan 1:31-34
“Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”. Lucas 3:22
“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre”. Juan 6:27
En los días de Jesús, el cordero apartado para el sacrificio debía ser llevado al Templo, a fin de que un sacerdote lo inspeccionara y lo aprobara. Caifás, el sumo sacerdote por aquel entonces, sin darse cuenta, dio cumplimiento al significado de esa parte del ritual:
“Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle. Juan 11:49-53
El cordero sin defecto
El cordero elegido debía ser perfecto, sin una sola mancha, malformación o atrofia y no pasar de un año de edad:
“El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras”. Éxodo 12:5
Cumplimiento profético
La víctima del sacrificio debía ser macho de un año, porque por definición el cordero es la cría del ganado ovino que no pasa de esa edad, ya que al macho mayor de un año se le llama carnero. El simbolismo de un ejemplar que no ha llegado a la adultez es la inocencia, la dulzura, la mansedumbre y la pureza; todos ellos también atributos de nuestro Señor Jesucristo:
“Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. 1 Pedro 1:19
“Que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”. Apocalipsis 5:12
El cordero fue escogido por El Padre Celestial como figura de la Pascua debido a su mansedumbre a la hora de ser sacrificado, pues no se resiste a morir. Cuando se lleva al matadero no hay animal más dócil y resignado.
Nuestro Señor Jesucristo conservó esa misma mansedumbre al ser llevado al matadero (Isaías 53:7), porque no se rebeló a la voluntad del Padre y la aceptó resignado (Mateo 26:39). Ese mismo carácter es el que Dios espera del creyente (Colosenses 3:12).
Los animales sacrificados en Pascua debían ser siempre los de mayor valor. Por ello se requería que el ejemplar elegido para el sacrificio fuera puro y sin defecto.
El cordero perfecto y sin mancha simboliza al Señor Jesucristo, quien siendo irreprensible en su cumplimiento de la Voluntad del Padre (Mateo 17:5), fue sacrificado para, con su Sangre (Levítico 17:11), dar vida a su pueblo:
“Porque nuestra Pascua que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”. 1 Corintios 5:7
La perfección del cordero de Pascua le daba mayor valor por sobre los demás ejemplares. El simbolismo de esto también podemos verlo claramente en la persona de nuestro Señor Jesucristo, pues era perfecto ante Dios (Efesios 4:13).
Es, pues, Jesucristo el Cordero perfecto y sin mancha (1 Pedro 1:19 / Apocalipsis 5:6-14) no solo en la observancia de la Ley en su dimensión exterior o literal, sino también en la interior, que es el cumplimiento eterno y espiritual: amar a Dios amando a los demás (Mateo 22:34-40 / Romanos 13:8 / Mateo 5:17).
Anotación al margen: los meses de abib y nisán
Para los tiempos de Jesús, al primer mes hebreo ya no se le conocía como abib, sino como nisán, que proviene del acadio nisanú o primer brote.
Los nombres de los meses del calendario judío actual tienen su origen en Babilonia, donde la Casa de Judá fue llevada al destierro entre el 586 a. C. y el 536 a. C.
También por influencia babilónica, el inicio del año se cambió al mes de tishrei, que proviene del acadio tasritu, que significa comienzo.
Cumplimientos proféticos de las Siete Fiestas de Israel
Cada Fiesta del antiguo Israel anunciaba un cumplimiento profético específico. Hasta ahora se habían cumplido cuatro de ellos:
- Pascua: el sacrificio del Señor
- Panes sin levadura: la sepultura del Señor
- Primicias: la resurrección del Señor
- Pentecostés: El Espíritu Santo es derramado sobre el pueblo de Dios
Recién a los anteriores se ha agregado el quinto cumplimiento:
- Trompetas: inicio de los Días temibles; los Dolores de parto de la Gran Tribulación
Quedan dos cumplimientos proféticos por efectuarse, los correspondientes a Día del Perdón y Tabernáculos:
- Día del Perdón: el regreso del Señor Jesucristo en Poder y Gran Gloria
- Tabernáculos: la resurrección de los justos
Cumplimiento profético de la Fiesta de Pascua
La Pascua, Fiesta en la que se sacrificaba al cordero sin mancha se cumplió con el sacrificio del Señor Jesucristo.
Nombre en hebreo: Pésaj (Salto)
Época correspondiente: Siega
Mes del calendario hebreo: primer mes; día catorce
Mes de nuestro calendario: a fines de marzo o principios de abril
Producto de temporada: cebada, principalmente
Fiesta del ciclo agrícola: primera
Cumplimiento profético: el sacrificio del Señor Jesucristo
Esta ha sido una muestra del primer capítulo del estudio bíblico LAS 7 FIESTAS DE ISRAEL. Ya disponible para su descarga en versión PDF, lista para imprimir: