INTRODUCCIÓN
“Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, El Señor y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra”. Isaías 13:5
Extrañas anomalías están sucediendo en los cielos de todo el mundo. De noche y de día, inquietantes objetos se desplazan por los aires ante la mirada sorprendida de quienes los avistan.
En ocasiones hacen maniobras que se antojan imposibles, tal como si quienes tripularan esos aparatos no tuviesen intención alguna de pasar desapercibidos, sino que, por el contrario, pretendiesen atraer la atención para mostrarse y que al verlos nos diéramos cuenta de que no estamos solos en el universo, de que hay alguien más ahí además de nosotros.
Pareciera que la cantidad de avistamientos de ovnis fuera en aumento. Quizá en parte, eso se perciba así gracias a que la gente en todo el mundo ahora puede videograbar tales fenómenos con sus dispositivos personales inteligentes, documentando al instante sus testimonios en las plataformas de video. Las secuencias que se consiguen son cada vez más nítidas y contundentes. Algunas de esas imágenes han sido logradas incluso por pasajeros a bordo de aviones comerciales en pleno vuelo.
Otras grabaciones en video muestran a grandes objetos suspendidos sobre capitales tales como Washington, Moscú o Jerusalén, no obstante ser ciudades cuyo espacio aéreo es ferozmente resguardado.
Aunque fueron bloqueadas momentos después de haber sido accidentalmente emitidas en forma pública, imágenes tomadas en directo por la NASA han revelado objetos que siguen el recorrido de la Estación Espacial Internacional. En ocasiones, algunas de esas entidades desconocidas entran y salen a voluntad de la atmósfera terrestre. En otras tomas se aprecian flotillas enteras de aparatos luminosos en formación, despejando con todo ello la posibilidad de que se trate de simples fenómenos naturales.
Hasta ahora, entre los pilotos de las aerolíneas comerciales estaba prohibido tocar el tema, sobre todo en público. Hablar de ello podía significar la exclusión del servicio activo. Sin embargo, en un documento recientemente desclasificado sobre Fenómenos Aéreos No Identificados [1], el Departamento de Defensa de los Estados Unidos aceptó que ha habido ocasiones en que tanto pilotos como operadores de torres de control aéreo estuvieron a punto de perder el dominio de las aeronaves debido a la intervención de tales fenómenos.
El Gobierno de los Estados Unidos de América tuvo qué reconocer con ello que los objetos voladores no identificados son reales, y que no forman parte de proyecto militar alguno, por lo que han notificado que el asunto ahora concierne a la seguridad nacional.
Al menos para el Gobierno de esa nación, el tema ya no será más materia de burla o descalificación —como hasta ahora lo venía siendo—, por el contrario, están dando a entender que en adelante tratarán el asunto con la mayor seriedad.
Pero el fenómeno ovni va más allá de los avistamientos, pues hay quienes aseguran haber tenido algún tipo de acercamiento con las entidades que tripulan esos vehículos. Algunas de esas personas afirman haber sufrido una abducción al interior de lo que serían avanzados transportes espaciales, otras incluso piensan que se les ha colocado algún tipo de implante con el fin de mantener un monitoreo permanente de sus actividades.
No obstante, hay que decir que sobre el tema sobreabunda la superchería. Fue precisamente debido a ese cúmulo cada vez más creciente de charlatanes, que mucho tiempo atrás decidí ser cuidadoso al respecto y mantenerme alejado, yo diría más como incrédulo que como escéptico. Hasta que hace unos años me sucedió a mí. Yo mismo —sin buscarlo— tuve un encuentro cercano con una de esas entidades y sus naves. Suceso por el cual decidí llevar a cabo la presente investigación y, una vez validada, publicarla juntamente con mi testimonio de ese incidente.
¿Qué está pasando exactamente allá afuera? Lo que sea, está claro que no es un evento que haya dado inicio en este tiempo moderno. Muchas civilizaciones avanzadas de la antigüedad afirmaron haber tenido contacto con seres provenientes del cielo, de quienes habrían recibido el impulso para desarrollarse, dejando testimonio de ello en todo tipo de materiales como tablillas de barro, estelas de piedra, rollos de papiro, pergaminos, e incluso inscripciones en edificaciones monumentales.
En América, los mayas veneraban a Kukulkán, la serpiente emplumada o serpiente voladora que descendió del cielo (cuya figura concuerda con la del dragón chino, que es también una especie de serpiente voladora). Testimonio de ello lo hallamos en Chichén Itzá, Yucatán, al sureste de México, donde durante los equinoccios de primavera y otoño, sobre las escalinatas de la pirámide consagrada a esa deidad, se proyecta la sombra de una serpiente descendiendo del cielo.
En su Relación de las cosas de Yucatán, Diego de Landa escribe lo siguiente:
«… Decían y tenían muy creído, que el postrer día bajaba Cuculcán del cielo y recibía los servicios, vigilias y ofrendas…»
Más al sur del continente americano, en Perú, también se reverenciaba a Amaru o Katari, serpiente mitológica divina, que también es voladora.
En la India, diversos textos sagrados hablan de carruajes voladores de fuego —los vimanas—, usados por los dioses para transportarse. Por ejemplo, en el Ramayana se afirma que en uno de esos carros de fuego, una diosa fue arrebatada por los aires y llevada cautiva, a lo que posteriormente los dioses reaccionaron usando también ese mismo tipo de vehículo volador para rescatarla [2].
En Europa, la mitología griega preservó el mito de Prometeo, quien siendo uno de los líderes de la batalla por el control de los cielos entre los titanes y los dioses olímpicos, terminó por robar el fuego del monte Olimpo (símbolo del conocimiento divino) y entregarlo a los humanos.
En África, las tres pirámides principales de Guiza reproducen el alineamiento de las estrellas del cinturón de la constelación de Orión. Los egipcios creían que la bóveda celeste era la morada de los dioses, y que se podía mantener una especie de contacto con ellos mediante el culto en el plano terrenal.
En Medio Oriente, tenemos el caso de las estatuillas de pequeños seres con grandes ojos a los que en las tablillas sumerias se les identifica como igigi o igigu que significaría vigilantes o supervisores (nombre que concordaría con los vigilantes o hijos del cielo del libro de Enoc [3]). Según el Poema de Atrahasis los igigi son pequeños dioses que están subordinados a los poderosos anunnaku o anunnaki, descendientes del dios del cielo, Anu [4].
Los anteriores han sido tan solo algunos de los muchos ejemplos que tenemos por todo el planeta y que darían para escribir un libro aparte. Pero a lo que voy, es que también el pueblo de la Biblia ha dejado por escrito testimonios de contactos con entidades de otros mundos.
Los testimonios en la Escritura
El antiguo pueblo de Israel también dejó registrados en la Biblia una serie de testimonios a los que habría que prestarles más atención, como por ejemplo, aquel pasaje en el que se afirma que el profeta Elías fue abducido por un refulgente vehículo volador:
“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”. 2 Reyes 2:11
O este otro en el que se asegura que Enoc desapareció de la faz de la Tierra, simplemente porque Dios se lo llevó al cielo:
«Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios». Génesis 5:24
Suceso este (el ser llevados repentinamente al cielo) que El Señor Jesucristo a través de la siguiente profecía anunció que también ocurrirá a todos cuantos le sigan. Por cierto que en tal profecía se deja establecida la redondez de la Tierra, porque mientras que habla de personas que ya estarán en cama durmiendo, dice de otras que al mismo tiempo estarán en sus labores de trabajo. Pero ese tema lo tocaremos más adelante:
«Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado». Lucas 17:34-36
Todo lo anterior concordaría con la profecía del apóstol Pablo, en la que afirmó que, llegada la hora, todos los creyentes que en ese momento estén vivos serán abducidos simultáneamente y reunidos en las nubes:
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. 1 Tesalonicenses 4:17
Es al leer acerca de tales sucesos en la Escritura, que me he encontrado con varios detalles que tal vez sean lo suficientemente importantes para ya no seguir dejándolos pasar por alto. Por ejemplo, el libro de Hechos registra que habiendo sido resucitado y llevado al cielo, El Salvador de Israel fue recibido por algo a lo que se le identifica como una nube:
“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Hechos 1:9
¿Qué significa exactamente que le recibió una nube? ¿De qué clase de nube estaríamos hablando?
Por toda la Biblia hay peculiaridades —como esta que acabo de hacer notar— que parecieran haber sido dejadas escritas así a propósito, con la sola intención de atraer nuestra atención hacia un mensaje en la Escritura que tal vez hemos estado omitiendo.
¿Se escandalizaría usted si yo le dijera que no solo hay indicios contundentes de que la Biblia y el fenómeno ovni están conectados, sino que también en la Escritura existe implícito un mensaje de advertencia para toda la humanidad, acerca de una invasión alienígena que se aproxima?
A través de las siguientes páginas quedará expuesto por qué pienso que las profecías bíblicas que he recopilado aquí fueron escritas con el propósito de advertir, a quienes nos ha tocado vivir al final de los días, sobre cuatro acontecimientos catastróficos inminentes: primeramente, una contundente invasión proveniente del espacio exterior, seguida de una cruenta batalla por nuestro planeta; luego de lo cual procederá la extinción de la especie humana, y finalmente, la destrucción total de este mundo.
Con el fin de ilustrar lo que me propongo explicar, he construido un escenario mediante el cual expondré, en la primera parte de esta investigación, lo que he extraído de las profecías con respecto a los eventos que acabo de mencionar.
En la segunda parte explicaré el trasfondo en el que, acorde a la Biblia, se situarían nuestro planeta y todas las especies que viven en él, que no sería otro sino el de una guerra en el cosmos, la cual, no obstante haber estallado hace mucho tiempo, ya está por concluir.
Por qué los escenarios
La mayoría de quienes laboran en el campo de la ciencia han preferido adoptar una posición escéptica con respecto a la posibilidad de existencia de vida inteligente fuera de nuestro planeta. Pero existe, en cambio, un pequeño grupo de científicos que ha llegado a la conclusión de que es de vital importancia asumir la existencia de vida extraterrestre altamente evolucionada e inteligente, y comenzar a planificar un eventual encuentro entre esos seres y la humanidad.
Tres de esos científicos han llegado al consenso de que al plantear una posible futura interacción franca entre una avanzada civilización extraterrestre y los seres humanos, las diversas situaciones factibles tendrían que ser llamadas escenarios y no hipótesis. Puesto que una hipótesis propone suposiciones que pueden ser comprobadas o refutadas mediante experimentación —y el contacto extraterrestre no puede ser sometido a ese método—, es más cauto y menos soberbio hablar de escenarios probables. En esa materia no es posible hablar con toda seguridad de lo que pasará, sino más bien de lo que podría suceder con base en los datos de que se disponen.
Así, los investigadores Seth D. Baum, Jacob D. Haqq-Misra y Shawn D. Domagal-Goldman [5] publicaron un artículo titulado ¿El contacto con extraterrestres sería benéfico o dañino para la humanidad?: análisis de escenarios, en el que básicamente se plantean tres diferentes posibles modelos. En el primero, el contacto con la vida inteligente extraterrestre es pacífico; en el segundo el contacto no será ni pacífico ni violento sino neutro, y en el tercer escenario el encuentro es devastador para la humanidad.
Cómo funcionan los probables escenarios
Cualquier escenario debidamente construido deberá permanecer sostenido por la lógica. Tenemos el caso por ejemplo de las películas que tanto nos gusta ver, cuya estructura narrativa está construida con base en escenarios de drama, comedia, acción, etc. Todas las historias relatadas en esas producciones son sostenidas tan solo por su propia lógica interna.
Lo mismo podemos aplicar en prácticamente cualquier ámbito de la vida humana, por ejemplo, para resolver un delito, se reconstruye la escena del crimen en la que, imaginariamente, se pone en acción a los sospechosos, es decir, se edifica un escenario probable.
Si bien las profecías de la Biblia tampoco pueden tratar de ser comprobadas o refutadas mediante método científico alguno, sí que se puede intentar validar tanto la lógica como la coherencia de sus predicciones, construyendo un escenario en el que converjan los hechos futuros que describen.
Para la construcción del escenario que publico aquí, primero tuve que salir del pasmo en el que por un tiempo me dejó el encuentro que ya dije tuve con una entidad extraterrestre, el cual por un momento hizo tambalear mi fe. Esa revelación me inquietó de forma tal, que pasé años tratando de averiguar si la vida extraterrestre —de la cual para mí había quedado más que validada su existencia— era compatible con la Escritura. Cosa que, para mi asombro, resultó afirmativa.
Luego comencé a recolectar de entre los libros de la Biblia todas aquellas profecías que yo recordaba advertían sobre un suceso en particular: el día en el que un ejército proveniente del cielo invadirá la Tierra. Cuando conseguí tener frente a mí todas esas predicciones, probé interpretarlas mediante un enfoque diferente, introduciendo para ello el supuesto de que en realidad habrían sido inducidas a sus autores con la intención de advertir de lo que nosotros entendemos como una invasión extraterrestre. El resultado me dejó helado.
¿Un mensaje codificado en la Biblia?
Lo que encontré en efecto fue algo que a mi parecer se trata de un mensaje codificado en el que básicamente se nos advierte que debemos estar preparados para el momento en que un ejército del cielo sorpresivamente descenderá a la Tierra para tomar posesión de esta.
El escenario obtenido fue de tal manera inquietante —pues se sostuvo por la lógica interna de forma tan sólida— que no pude evitar caer en las siguientes interrogantes:
¿Y si todo ello no fuera solo mi imaginación? ¿Y si en realidad hay un mensaje codificado en la Biblia el cual, para su mejor preservación, hubiese sido entregado en el único lenguaje posible para aquellos tiempos —el místico y religioso— con la verdadera intención de que en un futuro distante —nuestro presente— los seres humanos desentrañásemos su significado?
¿Y si siempre fue la intención de que en el momento preciso —al final de los días—, encontrásemos ahí los elementos necesarios para construir el escenario que nos ayudara a entender cómo será el futuro encuentro con quien nos creó?
Por último, debo aclarar que de ninguna manera este informe —que como todos mis trabajos está hecho con la intención de hacer el bien y con el mayor respeto y amor posibles— pretenda derribar las creencias de nadie. ¡Que El Señor me libre de tal cosa! Pero es mi convicción que la verdad —aunque a veces sea áspera— siempre será más saludable que la mentira, pues hará más robusta nuestra fe en el Dios Amoroso y Misericordioso que nos originó, y nos ayudará a esperar más pacientemente nuestra reunión definitiva con Él.
En la segunda parte de esta investigación, dejaré mi propio testimonio del contacto que —como ya bastante he estado mencionando— tuve con una entidad extraterrestre, mediante el cual se profundizó mi entendimiento de la Escritura y se potenció mi fe, dando pie a todos mis escritos, incluido este.
Cada quien deberá formarse su propia opinión. Yo solo cumplo mi deber haciendo saber que he encontrado algo en la Biblia que amerita al menos ser revisado, y es lo que a continuación presento a usted en las siguientes páginas.
(Casi todas las citas bíblicas anotadas en este trabajo corresponden a la versión Reina Valera, 1960. Cuando la cita pertenezca a otra traducción, estarán al final de la misma las iniciales de la versión correspondiente. Las anotaciones entre corchetes que aparecen entre las citas bíblicas son mías, hechas con la intención de aclarar o resaltar algo en el texto.)
[1] Informe presentado ante el Congreso de los Estados Unidos el viernes 25 de junio de 2021.
[2] IX. El rapto de Sita; X. La guerra de Kiskinda.
[3] Enoc 6:2
[4] Poema de Atrahasis I: 1-5; 20-25
[5] Seth D. Baum: Departamento de Geografía de la Universidad Estatal de Pennsylvania, EUA; Jacob D. Haqq-Misra: Departamento de Meteorología de la misma universidad; Shawn D. Domagal-Goldman: División de Ciencias Planetarias de la NASA.
PRIMERA PARTE: LA BATALLA DE ARMAGEDÓN
La infancia de la humanidad
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño”. 1 Corintios 13:11 NVI
Ningún conocimiento por sí mismo es maligno. Todo saber es neutro, no es ni malo ni bueno, por lo que por sí mismo ni corrompe ni destruye. Pero en el caso de la especie humana, hay conocimiento que solo puede ser suministrado cuando sus individuos llegan a la madurez requerida para manejarlo.
Pongamos el ejemplo de nuestras niñas y niños. A ellos no se les puede hablar crudamente de sexualidad, sino hasta que tengan la edad suficiente para procesar adecuadamente toda la información que contiene ese tema.
Porque si su mente no tiene la madurez requerida, si tal conocimiento, por muy neutro que sea es suministrado de golpe, la corromperá, y como consecuencia su conducta comenzará a mostrar aberraciones, e incluso tenderá a la perversión afectando negativamente su entorno.
Pero digamos que cualquiera de entre esas mismas niñas y niños consigue crecer con su mente sana. Y que durante su desarrollo se le va dosificando adecuadamente la información, de manera que cuando llega la madurez plena se lanza a estudiar la carrera de Medicina, convirtiéndose en especialista en temas de sexualidad, haciendo con lo aprendido un enorme bien a la sociedad. ¿Fue maligno el conocimiento en este caso? No, todo lo contrario. La diferencia estuvo en la medida correcta en que se proporcionó el saber a lo largo del desarrollo del ser.
Con los relatos de la Biblia, especialmente en su primer libro, sucede esto mismo:
“Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás”. Génesis 2:17 NVI
Si nos fijamos bien, el libro de Génesis es un compendio de historias contadas por alguien que pareciera tratar de explicar un asunto delicado y complejo a un grupo de niñas y niños.
Tal como cuando en su niñez, a alguien se le comienza a explicar acerca de su sexualidad, y para evitar hacerlo con crudeza, se usan alegorías y figuras que representan la verdad, como la de:
“El papá pone una semilla en la barriga de la mamá y unos meses después nace un bebé”.
También en la Biblia —valiéndose precisamente de alegorías y figuras— alguien se ha tomado el trabajo de poner información formateada con la mayor simpleza posible. Ello debido a que los Escritos Sagrados fueron entregados a la humanidad cuando esta aún transitaba por su periodo de infancia (recién habiendo aprendido a leer y escribir). Tales narraciones están cuidadosamente confeccionadas con el fin de preservar para la posteridad un profundo y complejo significado que —debido a nuestra inmadurez como especie— al principio no estábamos preparados para entender y asimilar plenamente.
Con los Escritos Sagrados —como les llamamos— se ha seguido el mismo y cuidadoso patrón de enseñanza que he mencionado al principio, pues en una primera instancia se nos fue suministrada información simplificada para la en aquellos entonces comprensión infantil de la humanidad. Pero ya hace tiempo que como especie dejamos nuestra etapa de inocencia alcanzando la madurez suficiente para dejar de leer la Escritura como los niños que fuimos y comenzar a entenderla como los adultos que ya estamos comenzando a ser.
Se considera como una anormalidad que una persona adulta continúe conceptualizando la vida a través de la mente inmadura de su niñez. Pero esto vale igual para un individuo que para un colectivo. Como acabo de decir, la humanidad ha dejado la inocencia de la infancia, y si bien todavía no entra en una franca etapa adulta, ya cuenta con suficiente información y madurez para comenzar a entender la verdad en lo concerniente a su creación.
Aunque el destino del pueblo de Dios son las estrellas (Génesis 15:5), sí que por ahora pertenece a la especie humana, y está llamado a ser cabeza y no cola en lo que respecta al alumbramiento del camino rumbo al conocimiento de lo que literalmente se nos viene encima.
Usted determinará si es viable pensar —tal como planteo— que en los escritos que conforman la Biblia ha sido dejado implícito un mensaje que solo nosotros —a quienes nos tocó vivir en los últimos días— estaríamos en posición de entender y descifrar. Mensaje el cual habría permanecido cerca de cuatro mil años esperando a ser desenterrado.
Así que de aquellos quienes tengan acceso a esta investigación solo pido eso: adultez, porque lo que encontrarán en las siguientes páginas sin duda que no será nada fácil de oír (pues probablemente no corresponda a determinadas y muy respetables concepciones religiosas).
Pero si, en efecto, hay algo más en la Escritura, debemos sacarlo a la luz, porque la cuenta regresiva sigue su marcha. Y lo deseable sería que los eventos que vienen no tomen a alguien del pueblo de Dios por sorpresa (Marcos 13:34-36).
Por ello, sin más preámbulo, ahora mismo pasaremos al evento que sigue en el contexto de la guerra en el cosmos que he mencionado en la introducción a este trabajo: la invasión extraterrestre que el libro de Apocalipsis denomina como batalla de Armagedón, la cual describo en el escenario que a continuación usted podrá leer.
La invasión que viene: escenario propuesto
Con el fin de hacer una lectura más fluida y amena, es a través de un relato en formato de ciencia ficción, que aquí presento el probable escenario que me ha parecido ver en la Escritura acerca de una futura invasión extraterrestre. A partir de la finalización de la ficción, comenzaré el análisis de aquellas profecías de la Biblia en las que me he basado, quedando así todo a disposición de usted para que pueda valorarlo en su conjunto.
ADVERTENCIA: los detalles del reporte que se proporcionarán a continuación pudieran ser perturbadores para algunas personas, por lo que se recomienda total discreción.
Confidencial
La información contenida en este documento es clasificada y está restringida por las leyes de seguridad nacional. Se requiere de una habilitación formal de alto rango para acceder a esta. Si usted carece de la autorización de seguridad debida deberá dejar de leerlo ahora mismo.
Los siguientes párrafos corresponden a la transcripción puntual y fiel, y posterior traducción de lo expresado en la reproducción de audio y video que forma parte del documento H/529-387. La cual fue recibida por las antenas que conforman el complejo del Observatorio Astronómico de Atacama en Chile (A.L.M.A., por sus siglas en inglés). Se recibió del espacio exterior en forma de señal codificada y fue al ser decodificada que se descubrió que era una videograbación. No obstante proceder de millones de años luz de distancia, la persona que aparece en la misma es alguien de la Tierra. Se trata de una mujer de mediana edad quien se expresa fluidamente en hebreo y afirma haber generado este testimonio a unas décadas en el futuro:
«Soy la Doctora Adele Friedman y laboro en el complejo subterráneo de la Base Aérea Ramat David, cerca de Megido, Israel. Estoy a cargo de la unidad de control y monitoreo permanente de la parte norte del país.
Si esta grabación finalmente ha conseguido llegar hasta ustedes significa que los viajes en el tiempo son posibles. He grabado este mensaje para advertirles lo que sucederá en su futuro. Para que estén advertidos de la invasión que viene. Solo tengo unos cuantos minutos, así que trataré de ser lo más breve y concisa posible.
Acorde al calendario de ustedes, hoy es el martes cinco de agosto del año dos mil noventa y… [Nota de la traducción: ha sido imposible distinguir esta última parte de la frase, pues es justo el momento en que surge un ruido estático que brevemente se sobrepone a la videograbación. Pero luego de ello, el testimonio continúa con fluidez aceptable.]
La Tierra ha sido invadida por seres inteligentes y hostiles que han llegado del espacio exterior. Por casualidad he descubierto que los invasores pueden desplazarse en el tiempo y es de esa forma que logran atravesar grandes distancias en el universo. Conseguí usar una de las constantes emisiones de energía con las que se comunican entre sus naves para enviar esta grabación hasta el presente de ustedes que es mi pasado. Aunque creo que con tal acción también he revelado mi posición…»
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