Preparándote para lo que viene

Estamos ante un cambio no solo generacional sino espiritual. Una etapa está llegando a su fin y otra esta comenzando. Los odres viejos -los sistemas pesados, costosos y caducos- ya están por ser desechados y los odres nuevos -sistemas de enseñanza ligeros y dinámicos- están en formación. Esto ya de cara a los que serán los últimos días.

La historia de los ciegos y el elefante

Cuentan que en una región de la India un día llegó una caravana al pueblo en el que seis ciegos de nacimiento convivían amigable y solidariamente. En la caravana venía un elefante y los ciegos decidieron ir a conocerle. Cada uno de ellos se paró junto al animal y tocó una parte distinta, tal como sus patas, sus orejas, su cola y su trompa. Todo iba bien hasta que, más tarde, los ciegos comenzaron describir al elefante y se dieron cuenta que no coincidían en nada.

Cada uno de los hombres comenzó a defender airadamente la perspectiva de realidad que le había tocado palpar:

Los que palparon las orejas afirmaban que el elefante era como un abanico; en tanto que el que tocó la cola defendía que el elefante era como una cuerda muy delgada; en cambio el que tocó la trompa refutaba que sí bien era como una cuerda para nada era delgada sino muy gruesa; por su parte los que tocaron las patas se burlaban de los demás afirmando categóricamente que todos salvo ellos estaban en un grave error, pues el elefante era como unas columnas.

Lo triste de la historia es que al no poderse poner de acuerdo, los ciegos que antes de la llegada del elefante convivían juntos en armonía, se fueron cada cual por su lado.

Todos ellos tenían una parte de la verdad relativa a la perspectiva que les tocó palpar y si se les hubiese ocurrido una forma diferente de intercambiar sus impresiones hubieran logrado llegar a la verdad absoluta.

Algo parecido sucede con la forma en la que el pueblo santo ha estado intentando entender la Biblia. Nosotros los creyentes somos como esos ciegos que estamos ante algo mucho más grande que un elefante: La Palabra de Dios.

Es de sobra conocida la enorme cantidad de sectas y denominaciones que claman cada cual por tener la verdad. Y es que la Biblia es tan grande, tan amplia y tan profunda y nosotros los seres humanos tan cortos de entendimiento que más veces de las que quisiéramos somos como aquellos ciegos ante el elefante; porque solo la podemos comprender desde una perspectiva muy limitada.

El Mensaje que hasta ahora se ha extraído está incompleto. Todavía hay océanos de información en la Escritura que permanecen aguardando a que alguien se tome el tiempo, las energías y el entusiasmo por desentrañarlo. No me queda la menor duda de que cuando ese Mensaje salga por completo a la luz nos dejará a todos con la boca abierta.

Por ello he decidido formar a un grupo de personas las cuales ahora mismo estoy comenzando a preparar a cada una por separado. Es un grupo de pasantes, hombres y mujeres de varios países y de todas las edades. Si la idea funciona y si ellos y Dios quieren, algún día serán parte de un equipo internacional de búsqueda. ¿De búsqueda de qué? de varias cosas, pero principalmente de lo que ya dije antes: un Mensaje. Un Mensaje del Cielo que será tan claro y contundente que unificará todos los puntos de vista y, con la ayuda de Dios, su pueblo dejará de ser como esos ciegos ante el elefante.

Estoy absolutamente convencido de que nuestro Dios está preparando a su pueblo para este fin de los tiempos y yo deseo participar en ello, quizá tú que lees estas líneas lo quieras también.

Tu bitácora

Para tu estudio de la Biblia es necesario una libreta, un instrumento de escritura y tu Biblia de siempre.

Hace un par de décadas comencé a llevar mi propia bitácora, es decir, una libreta en la que anotaba todo lo que aprendía por mí mismo en mis estudios personales de la Biblia. Adquirí el hábito no solo de estudiar siempre a una misma hora todos los días, sino de anotar absolutamente todo lo que encontrara ahí: interrogantes, conclusiones, observaciones, etc.

Así que una cosa llevó a la otra. Y no solamente estoy cumpliendo mi objetivo que es enseñar la Biblia en diferentes países (por medio de Internet puedo hacerlo incluso simultáneamente), sino que también a distancia estoy en posibilidad de formar a otros en la enseñanza para que así mismo lo hagan con otros.

De tal forma que mis estudiantes estarán haciendo exactamente lo que yo hice y si es su convicción también les voy a ayudar a que publiquen lo que han anotado en sus libretas. La intención es que se ajusten a la modernidad para que la Palabra se difunda con mayor efectividad.

Pero todo paso a paso.

En mi aprendizaje de la Palabra de Dios yo completé tres fases, las cuales estarán a disposición de todos los que también quieran completarlas:

1ª Fase: Investigadores

En esta fase inicial los pasantes serán habilitados para conformar un grupo de trabajo e investigación el cual se encargará de escudriñar la Escritura con la meta de reparar en conjunto la comprensión del Mensaje de Dios que tiene un deterioro considerable luego de siglos de distorsión, abuso y abandono.

Si se me permite la comparación, es algo muy parecido al muro que nuestros antepasados reconstruyeron alrededor del templo que destruyeron los babilonios (2 Crónicas 36:19 / Nehemías 4:6). Pero nosotros no vamos a reconstruir edificaciones físicas sino el Mensaje fiel que El Señor ha puesto para su pueblo en la Biblia el cual permanece medio enterrado como una antigua y enigmática ciudad perdida en el tiempo esperando ser sacada a la luz por los arqueólogos. Esta fase durará el tiempo que Dios considere necesario, pueden pasar años o solo unos cuantos meses, cada alumna o alumno irá a su propio ritmo sin prisas ni presiones. Cada cual decidirá el momento en que quiera pasar a la siguiente fase.

2ª Fase: Divulgadores

En esta fase comenzarán a publicar sus propios artículos. Periódicamente compartirán en sus ámbitos de influencia y atraerán a sus propios discípulos a los que comenzarán a formar.

3ª Fase: Grupos en casa

En esta fase formarán grupos en casa e impartirán la enseñanza que ellos mismos hayan aprendido a cocinar (sí, cocinar, porque la Palabra de Dios es Alimento espiritual). Tal como en la anterior, no hay absolutamente ninguna prisa por llegar a esta fase, incluso algunos no lo harán (Santiago 3:1). Cada quien tiene su lugar en esta vida (1 Corintios 12:26-28) y de ninguna manera se les presionará para que alcancen tal o cual meta u objetivo. Esta comunidad será un santuario para sus habitantes y nunca habrá líderes abusivos (1 Pedro 5:3).

Por supuesto que nada de esto sucederá de la noche a la mañana. Pero siempre tendremos el objetivo de huir del caduco esquema religioso (odre viejo) en que los creyentes acuden cada semana durante toda su pasiva vida a oír un mensaje que enseguida olvidan.

«Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido». Hebreos 5:12

Así que si has llegado hasta aquí es muy probable que no haya sido por casualidad, sino que El Señor te está llamado a formar parte de su avanzada para estos que ya son los últimos días. ¿Vas a responder al desafío?

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