Qué era la estrella de Belén

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”. Mateo 2:1-2

Mucho se ha publicado sobre la misteriosa estrella de Belén, la cual anunció el nacimiento del Señor Jesucristo. Al respecto, entre otras cosas se ha dicho que pudo haberse tratado de una alineación planetaria, un cometa, una supernova, o hasta lluvia de meteoritos.

Pero no debemos perder de vista que todos esos son intentos de obtener una respuesta científica a un hecho que es sobrenatural.

Por eso es que no debe ser sino en la propia Escritura que debemos buscar no solo la naturaleza de este fenómeno, sino también su significado. Luego entonces, a fin de encontrar la solución acerca de lo que podrá ser esta estrella, comencemos descontando lo que definitivamente no es. Para lo cual debemos continuar leyendo lo que dice sobre ella el resto del pasaje:

“Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo”. Mateo 2: 9-10

El evangelio de Mateo nos informa que la estrella se movía en el cielo, no con rumbo errático sino más bien firme, pues iba delante de los magos hasta DETENERSE justamente sobre donde estaba el niño. Claramente esto no lo hace ningún planeta, ni ningún cometa, ni ninguna constelación, ni cosa parecida en el cielo. Así que descontemos esas posibilidades. Ahora, ¿Menciona la Palabra algo más sobre este tipo de fenómenos? La respuesta es ¡Sí!

La actividad angélica

Acorde a la Palabra, los ángeles no solo pueden materializarse en forma humana, también pueden hacerlo de otras formas. Por ejemplo a Moisés el ángel del Señor se le presentó en forma de zarza ardiente (Éxodo 3:2); También el ángel del Señor iba de noche guiando a Israel en forma de columna de fuego, mientras que de día era una nube la que iba delante de ellos (Éxodo 13:21).

Notemos cómo al igual que en Mateo la Palabra nos dice que la estrella iba delante de los magos, también en el Éxodo el ángel del Señor iba delante del pueblo de Israel, pues les guiaba por el camino correcto.

“Y El Señor iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche”. Éxodo 13:21

“Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas”. Éxodo 14:19

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”. Éxodo 23:20-21

En el lenguaje de Dios –con el cual está escrita toda Su Palabra– a los ángeles también se les llama estrellas:

“El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias”. Apocalipsis 1:20

“El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo”. Apocalipsis 9:1

“También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra”. Apocalipsis 12:3-4

“Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos”. Génesis 2:1

“Desde los cielos pelearon las estrellas; Desde sus órbitas pelearon contra Sísara”. Jueces 5:20

Así, la estrella de Belén es una de las múltiples manifestaciones angélicas que rodearon el nacimiento de Jesucristo. Pero también es una señal para todos los hombres, la cual siglos atrás había sido profetizada:

“Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel”. Números 24:17

¿Por qué la estrella guio a los magos a Jerusalén si ahí no había nacido el Cristo?

No fue la estrella la que los guió a Jerusalén. Los magos acudieron directamente a la capital de esa tierra -Judea- porque en su humana concepción de las cosas razonaron que tan importante rey había nacido en el palacio real, y que no podía ser otro sino algún hijo de Herodes, monarca de aquel entonces. Debe haber sido abrumador para aquellos magos el contraste entre el palacio de Herodes -uno de los más fastuosos de aquella época- y el humilde pesebre en el que encontraron al rey del universo. Sin duda alguna que para ellos fue una importante enseñanza acerca del carácter de nuestro Dios.

Para nosotros esta es una enseñanza que no podemos dejar pasar inadvertida, pues muchas veces, guiándonos por las apariencias, vamos a buscar a Dios (Lucas 24:5) donde nuestra mente humana y superficial nos dice que con seguridad lo encontraremos: en los lugares como aquel palacio. Sin embargo con esta enseñanza Dios nos muestra que su Hijo habita entre los humildes.

Y ese es el propósito de la estrella de Belén, alumbrar a aquellos hombres que de todo corazón buscan al Hijo de Dios, pero lo hacen en el lugar equivocado. Llevándolos hacia donde en realidad Él está:

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Salmo 119:105

La estrella permitió que los magos se dieran cuenta de que no era en ese lugar que el Hijo de Dios había nacido, para luego guiarlos hacia un humilde lugar (Lucas 2:7) en un pueblecito conocido como Belén (Mateo 2:9), donde la profecía había anunciado nacería el Mesías (Mateo 2:4-6).

De la misma manera, a veces Dios permite que lleguemos a lugares donde, con decepción, tarde o temprano nos damos cuenta que Dios no está ahí, y el propósito es ese mismo: desengañarnos de una vez y avanzar con grande regocijo hacia donde la Palabra nos guíe para encontrarlo.

Así que entonces, el nacimiento de Jesucristo estuvo rodeado por apariciones angelicales, una de las cuales lo fue la estrella de Belén. Sin embargo, los ángeles siguen estando entre nosotros (Hebreos 13:2) y la estrella de Belén no es la excepción, pues esta es es la Palabra de Dios, que nos alumbra guiándonos a toda verdad (Juan 16:13).

“¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” Lucas 2:14


Este contenido es parte del estudio bíblico:

Las Siete Fiestas de Israel