Desde Argentina, Jorgelina me escribe lo siguiente:
Asunto: «Estoy leyendo el libro».
Cuerpo del Mensaje:
«Shalom. Le cuento que tengo muchas preguntas para hacerle, pero por lo pronto quería compartirle que de chica, sin saber, yo soñé con una escalera que descendía del cielo hasta la tierra y yo me veía parada en el tercer escalón y vi un ángel que bajaba me tomó la mano y me vi subiendo con él al cielo por la misma escalera.
Soñé con la mesa de la gran fiesta en el cielo: tenía platos copas de oro finísimo y una corona con muchas perlas en la mesa en cada lugar donde había un plato y vi sillas de reinos de oro y en cada respaldo un nombre, pero solo me fue permitido leer mi nombre en esa silla.
Soñé con una voz que me decía «hasta el amanecer» escuche esa voz. Me levanté varias veces esa noche y volvía a dormir y escuchaba «ERES DE LA TRIBU DE EFRAÍN».
Yo lo conté una vez y me desanimé porque me dijeron que eso era malo. ¿Usted qué piensa?»
Shalom para ti también, Jorgelina.
Tu sueño fue una vivencia REAL en el mundo espiritual y es parte del llamado que El Señor está haciendo a su pueblo disperso en todo el mundo para que se alisten pues va a llevarlos de regreso a Él.
La escalera es la misma por la cual Jacob, tu ancestro y el mío, subió para encontrarse con el Dios de Israel (Génesis 28:11-13).
Lo que tú viste al final de esa escalera es lo que nos espera a todos los que sigamos al Señor Jesucristo una vez que finalicemos nuestra tarea en este mundo.
Había una silla con tu nombre porque tu lugar, así como el de muchos, está reservado ahí. Aunque no todos los que son invitados quieren acudir (Mateo 22:1-14), pues el camino es estrecho y cuesta arriba.
La Voz que te habló es la Voz de nuestro Padre Celestial. Dijo «Hasta el amanecer» porque ese banquete (Apocalipsis 19:9) ocurrirá al terminar la noche por la que estamos atravesando actualmente (Romanos 13:12).
Más adelante en el libro que estás leyendo, TUS RAÍCES HEBREAS, encontrarás que tú perteneces a la Casa de Israel que también se le conoce como Efraín.
Como podrás darte cuenta, en lo que te sucedió NO HAY NI UNA SOLA COSA MALA sino todo lo contrario. Eres privilegiada. ¡Felicidades! Cuenta a los demás lo que el Señor ha hecho contigo.
Muchas personas como tú están teniendo ese tipo de experiencias sobrenaturales. Aquí te pongo la liga al testimonio de otra persona en Argentina que también me ha escrito contándome su sueño:
Que la Paz de Dios siga contigo.
Permanecemos en contacto.
Samuel B.